Llevamos una semana de lluvias. Me diréis que es bueno que llueva para que se llenen los pantanos, para que nos nos falte don tan preciado para todos... y estoy de acuerdo, pero a mi me hace la "pascua" tanta lluvia. La lluvia también destroza, produce muertes... no todo son beneficios. El inconveniente que para mi tiene la lluvia es que necesito transporte de los Centros de Día para llevar a Carmen y transportarla a casa por las tardes. A parte de encarecer la mensualidad de los Centros que lo podemos asumir, lo malo es que has de estar pendiente de que te llamen cuando la vienen a recoger y cuando regresa, lo que supone que no hay un horario fijo, puesto que el tráfico en Madrid se complica mucho cuando llueve eso supone que en general hay un retraso considerable en los horarios. Cuando hace bueno, como Carmen aún puede andar, con bastante lentitud pero aún puede hacerlo, vamos andando a los dos Centros que va cada semana, el de los día laborables y el de los fines de semana. Nos viene bien a los dos, a ella también y los horarios se cumplen de una manera fija y rutinaria sin esperas perdidas. El transporte cuando llueve es necesario ya que Carmen no sostiene el paraguas, tenemos que andar los dos con un solo paraguas que he de sostener yo además de llevarla de la mano, y eso complica un montón las idas y venidas, a parte de que la lentitud al andar haría que nos mojáramos en exceso y no nos conviene de ninguna manera. En fin, esos son los motivos por los que la lluvia no me gusta, aunque reconozco que no hay más remedio que aceptarla puesto que si fuera por esto no llovería nunca. Ya lo dice el refrán nunca llueve a gusto de todos.
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