jueves, 28 de noviembre de 2013

Hemos ido

Nos enviaron una carta para que Carmen acudiera a una revisión en prevención del cáncer de mama que programa la Consejería de sanidad de la Comunidad de Madrid. Hace años cuando ella aún  no tenía la enfermedad de Alzhéimer nos mandaron una carta para que se hiciera una revisión, no recuerdo el motivo pero no fue posible aunque acudimos a la cita. Cuando ya contrajo la enfermedad   llegó otra carta que rompí dado que no veía viable acudir a la consulta para realizar una mamografía. Esta vez hemos ido ya que he considerado que en su estado de pasividad sería favorable para hacerla sin problemas. Nada más lejos de la realidad, ya que si es verdad que no ha puesto resistencia para llevarla a cabo, la tensión y la falta de flexibilidad de su cuerpo ha hecho difícil realizarla. Con paciencia por parte del Doctor y la ayuda de la cuidadora además de mi pequeña ayuda al final ha sido posible después de varios intentos fallidos. Vamos a esperar los resultados que llegarán en un mes a la consulta de nuestro doctor, con la esperanza de que esté dentro de la normalidad. Será difícil repetir de nuevo otra revisión de ese estilo ya que el deterioro progresivo de todo su estado físico y mental estoy convencido de que lo va a impedir. A la dificultad de la falta de cooperación en sus movimientos para facilitar ese tipo de pruebas médicas, se añade la dificultad de que suba o descienda de un taxi por los motivos anteriormente expuestos lo que supone un problema de movilidad. Ya es más que suficiente su estado actual de la enfermedad que padece, con todos los inconvenientes que ello supone, para que tengamos que añadir más elementos, que aún siendo necesarios,
traen consigo muchas dificultades. Lo que nos espera no lo sabemos pero lo importante es que se complique lo menos posible la situación por la que estamos pasando la cuidadora y yo.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

La conferencia episcopal

Acaba de finalizar en Madrid la Conferencia episcopal presidida por Rouco Varela, incombustible y trepa, inmobilista como pocos, que ha llevado a la Iglesia española a la época de las cabernas, no digo de la catacumbas, bastante alejada en formas doctrinales e incluso morales del enterrado Concilio Vaticano II de Juan XXIII y del talante sencillo y cercano a la gente del Papa Francisco. El arzobispo de Madrid y Cardenal de la santa Madre Iglesia se jubila en marzo del próximo año y como es natural intentará colocar al frente de la diócesis a una persona tan integrista como él. Esperemos que el Papa Frasncisco lo impida por el bien de  nuestra Iglesia en España. No tenemos bastante con la intransigencia de la gran mayoría de los obispos españoles encabezados por Monseñor Camino, jesuita como el  Papa, que durante diez años ha sido la voz de todos ellos, para decir no a todo lo que podía ser un avance en lo moral respecto al tema sexual, que ahora se ha sumado la alcaldesa de Madrid Ana Botella con posturas antidemocráticas arremetiendo contra los gays, homsexuales, bisexuales, transexuales  y negándose a casar  a parejas que no sean heterosesuales. En fin, con la Iglesia hemos topado y con los católicos rancios que una vez más no aceptan los avances de la sociedad, los signos de los nuevos tiempos y que anquilosados en sus ideas y prejuicios usan su cargo para arremeter contra todo lo que no cuadra con sus trasnochadas creencias y sus ideologías pasadas de moda. Es una lástima que ni Juan Pablo II, ni Benedicto XVI tomaran en consideración el Concilio Vaticano II intentando adaptarlo a los tiempos, también en lo que a la moral sexual se
refiere, lo que ha supuesto un retroceso de siglos hasta toparnos con Trento aunque sin los horrores de la Inquisición.

jueves, 14 de noviembre de 2013

No puedo remediarlo

Jamás volverá la alegría perdida desde que Carmen está enferma. No hay forma de recuperar una alegría que se ha perdido para siempre. Intento aparentar una serenidad y una paz alegre que no tengo y que ya nunca más recuperaré. Estoy con mi mujer muchas horas pero su "ausencia", su mirada perdida como me dijo un amigo hace que no pueda contar con ella ni siquiera para hablar y mucho menos para que pueda escuchar mis problemas, alegrías que casi no tengo y pesadumbres. Me desvivo por ella y hago  todo lo que está en mis manos para que esté lo mejor atendida posible, que no enferme y que se sienta a gusto consigo misma sin saber lo que piensa y lo que siente. Cuando hemos sido una pareja que todo lo hemos realizado unidos tanto cuando hemos acertado como cuando hemos cometido algún error, se hace muy difícil en la situación actual saber que ella depende totalmente de mi y que  no puedo contar en absoluto para nada, ni para compartir los más delicados sentimientos. Solo pensar que lo anteriormente vivido ya no puede ser una realidad estimulante para el presente y el futuro me llena de una tristeza sutil, pero tristeza al fin y al cabo. Es inevitable y es así. Intento superarme y sonrío, hago bromas, pero ni por esas puedo lograr una serenidad tranquila y una alegría interior que se reflejara en mi forma de actuar y de tratar a los que me rodean. Sé que no tengo derecho a amargar la vida de los demás, ni cercanos ni los que me tratan de forma esporádica pero más de una vez dejo traslucir con mis palabras y actitudes una amargura que supera mis esfuerzos para superar la situación día tras día. No deseo a nadie lo que me ha pasado y sé que cada persona es diferente, pero tengo bastante claro que el amor hacia una persona querida que padezca la enfermedad de Alzhéimer no es capaz de superar el dolor que nos invade cuando estamos con ellos.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

De chatos

Es un bar nuevo que está cerca de casa recién estrenado. Madrid  está lleno de bares de todos los estilos y en mi barrio también hay muchos. Solo en una calle, desde la esquina  en la que comienza hasta aproximadamente la mitad  de la misma hay como mínimo 10, me parece que me quedo corto. Son bares y restaurantes a la vez ya que todos sirven comidas además de desayunos, meriendas y cenas. Todos, por ahora se van ganando la vida, están más o menos llenos según las diferentes horas del día haciéndose la competencia y compitiendo en precios. Un café solo por ejemplo está entre 1,20 y 1,40 euros y por ahora no se atreven  a subir el precio, según ellos, debido a la crisis. En Madrid, como en el resto de España, se tiene la arraigada costumbre de los chateos, de las rondas y aperitivos variados. Si fuera por mi todos los bares tendrían que cerrar ya que el único gasto que hago en ellos es el café de la mañana solo y sin azúcar desde más de treinta años, antes cuando trabajaba y ahora que estoy jubilado. Como sigue el buen tiempo casi todos los bares  tienen mesas en las aceras para que los clientes puedan degustar lo que toman al aire libre, más o menos contaminado por el tráfico que pasa, que es bastante, evitando la aglomeración de la barra y de las mesas del interior. Todos estos  bares tienen el menú del día que está alrededor de 10 euros, euro arriba euro abajo, además de platos combinados o raciones variadas. El más sucio de todos en cuanto a papeles, servilletas y desperdicios a pie de barra o en la calle donde se colocan las mesas,
es el primero que inicia la "peregrinación" de bares cuyo recorrido algunos siguen diariamente. Hoy he entrado en el más nuevo a tomar un café para saludar al que pienso que es el dueño  que durante muchos años había regentado otro bar-restaurante en el barrio en el que estoy residiendo hace más de treinta años.